Define qué es tener éxito para ti y en función de eso podrás
decidir qué hacer a continuación. Porque a lo mejor lo que te da más miedo se
corresponde a una definición de éxito que no es la tuya.
Identifica tus prioridades. Si tienes claro qué es lo que verdaderamente
te importa, te resultará más fácil tomar medidas para que esas prioridades no
se vean muy afectadas. Quítate de la cabeza la imagen de la mujer de éxito sin
hijos, si quieres tener hijos hazlo tu prioridad y modifica lo que necesites
para conseguirlo. No te arrepentirás porque es tu prioridad. Si por el
contrario prefieres centrarte en tu carrera, haz lo que sea necesario para
conseguir lo que quieres. Pero, por favor, ten muy claras tus prioridades, que
no pasen los años y te des cuenta de que has empleado tu tiempo y energía en
cosas que, en realidad, no te importaban.
Algunas personas te rechazarán cuando consigas el éxito.
Algunas personas te rechazarán si no consigues el éxito. Algunas personas te
rechazarán. Esas personas no te importan, no merecen la pena. Céntrate en las
que sí estarán ahí.
Una competencia sana no significa pisotear a nadie. Para
llegar donde tú quieres habrá momentos en que otras personas estarán implicadas
y tendréis que competir. ¿Cuál es el problema? Que asocias competir con
pisotear y humillar al otro. Hay gente que lo hace, tú no tienes por qué
hacerlo. Muchas personas han llegado donde están gracias a su trabajo y a sus
propios méritos, sin necesidad de pisotear ni engañar. Esa puedes ser tú, tener
éxito NO significa ser una mala persona.
Elimina la creencia de que el dinero es la raíz de todos los
males. El dinero te hace más de lo que eres. Si eres mala, te volverás peor. Si
eres generosa y te gusta dar, con más dinero darás más. Que te gusta vivir con
comodidad, vivirás con más comodidades; que te gusta donar dinero a ONGs,
donarás más dinero. Punto.

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