Por ser prácticos, supongamos que vamos a intentar hacer un
análisis DAFO de una empresa cualquiera. Con ese análisis obtenemos
debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades de la empresa. Y ahora vamos
a intentar aplicar diferentes técnicas a cada uno de los apartados.
Supongamos que tenemos una debilidad respecto al personal.
Podemos empezar a desarrollar complejos sistemas de análisis, evaluación del
desempeño, etc... O sencillamente podemos analizar el porqué nuestros propios
empleados no saben ni siquiera cuándo se alejan del objetivo porque ni siquiera
conocen su objetivo.
Claro y ¿cuáles son los objetivos?. Nuestra experiencia nos
demuestra que la mayoría de las empresas que atendemos con los más variados
problemas tienen un punto en común: saben donde está su meta (conocen el
objetivo), pero no tienen definido el camino para llegar a ese objetivo.
En cualquier implantación de un programa informático de
gestión, preguntamos a los directores de las empresas qué es lo que pretenden
mejorar en su empresa con el cambio que supone la implantación de un software
de gestión. La mayoría de las ocasiones recibimos unos objetivos generales y
difusos. Lógicamente, con esos objetivos generalistas del tipo "Por parte
de la gerencia pretendemos tener control a tiempo real de la empresa en toda su
extensión" poco podemos hacer. Necesitamos conocer los objetivos
específicos, medibles y cuantificables, que puedan darnos datos referidos a la
evolución en el tiempo de las actividades que se realizan para acercarnos al
objetivo.
El responsable de calidad exige "Hacer mas fácil y
eficientes los procedimientos". Sabemos donde queremos ir, pero ¿cómo?
Por su parte el departamento comercial nos indica que
"Seguimiento de las ofertas". No sabemos si tenemos que poner a una
persona siguiendo cada uno de los presupuestos a ver por donde se mueven, como
un galgo detrás de una liebre.
Cambiando esos objetivos generalistas por otros del tipo:
"Queremos conocer el número de reclamaciones en tiempo real."
"Queremos saber en tiempo real las desviaciones que se producen en cada
uno de los proyectos que acometemos." "Queremos saber cuántas ofertas
se pasan a diario, y de ellas, cuántas resultan aprobadas." "Queremos
saber el tiempo que tarda un cliente en aprobarnos un presupuesto."
"Queremos saber cuántas modificaciones se realizan a los presupuestos hasta
que nos los aprueban." "Queremos saber cuántas facturas no las
cobramos por incidencias en la propia facturación".
Ese cambio de objetivos generales a objetivos operativos son
como la hoja de ruta de nuestra empresa, pues nos indicarán en qué parte del
camino vamos, y, si vamos por el camino hacia el éxito o nos estamos desviando.

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