Proteger la idea. Ni contarla a "La búsqueda de inversores lleva tiempo
y no hay que esperar a quedarse sin «caja» para hacerlo". todo el mundo ni
guardarla bajo siete llaves. Busquen el equilibrio para compartirla cuando sea
necesario sin correr riesgos de divulgación anticipada.
¿Socios o amigos? Asociarse con amigos puede ser muy
divertido. O un gran dolor de cabeza si no se fijan, por escrito, pautas
objetivas para formar EQUIPO.
Cómo asignar acciones. El aporte de cada socio tiene un
valor y debe medirse. No es tarea fácil pero tienen que tomarse el tiempo para
que la participación se determine por valor agregado y no por pautas
subjetivas.
Equipo. Los recursos humanos son el alma de la empresa.
Invertir tiempo y dinero en captarlos, contratarlos o retenerlos tiene que ser
una prioridad. La mayoría de los inversores mira más al equipo que a la idea.
Conocer el marco regulatorio. Es fundamental indagar qué
normas reglamentan la industria en donde quieren insertarse e incorporarlas al
plan de negocios. Fallar en esto puede traer mayores costos, demorar el start
up o hacer naufragar el proyecto.
Seducir al Inversor. No hay una segunda oportunidad de dar
una buena primera impresión. Para visitar al inversor firmen un acuerdo de
confidencialidad, elaboren un resumen ejecutivo y presenten el plan de negocios
en no más de veinte minutos.
Cuánto pedir. La valuación del proyecto es siempre un factor
de discusión, sobre todo teniendo en cuenta que en la mayoría de los casos se
venden proyecciones futuras. Establezcan mecanismos flexibles, ajustables
contra resultados concretos, para evitar cortocircuitos en la relación con el
inversor.
Planificar la búsqueda de inversores. Es un proceso que lleva
tiempo –entre tres y ocho meses– y no hay que esperar a quedarse sin caja para
hacerlo, ya que se perderá poder de negociación.
Atención a los impuestos. A la hora de estructurar el
negocio uno de los factores que en general no se analiza con profundidad es la
cuestión fiscal. Un mal cálculo en este tema puede dejarlos afuera del negocio
o, en el mejor de los casos, del negocio que esperaban tener.
No quedarse quietos. Muchos emprendedores se vuelven locos
por proteger lo que ya crearon e invierten fortunas en hacerlo. Si junto a eso
no hay innovación permanente, la competencia estará cada día más cerca.

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