1. Haz algo nuevo o “lo mismo”
pero diferente.
Antes que nada, tienes que tener
ya una idea de que quieres hacer. Es decir, una meta a dónde llegar. Muchos
negocios se forman y se vuelven exitosos porque saben detectar necesidades
importantes y logran elaborar formas eficaces de satisfacerlas, ya sea desarrollando
un producto completamente innovador que identifica y soluciona un “nuevo
problema” o desarrollando uno que satisface más “eficientemente” una necesidad
que otro producto satisfacía anteriormente.
Algo muy importante aquí es no
identificar o resolver un problema “equivocado”, es decir, un problema que no
es problema para quienes serían nuestros clientes. Así pues, validar nuestras
ideas y suposiciones es indispensable antes de abrir cualquier negocio. Por
último, recuerda que lo más importante es hacer algo que te guste. ¡Si haces lo
que te gusta y perseveras, lo vas a hacer bien!
2. Confirma que tus “clientes” si
son clientes.
Relacionado con el punto
anterior, tenemos que confirmar desde el inicio del negocio que el producto o
servicio que pensamos ofrecer tiene o tendrá eventualmente una base de clientes
estable que lo adquirirá. Muchos negocios que fallan, comienzan sin evaluar
apropiadamente a su base de clientes, pasando la mayor parte del tiempo en el
desarrollo del producto o servicio y cuando salen al mercado encuentran que
quienes pensaban que serían sus clientes no compran.
Los negocios exitosos basan su
desarrollo en una base de clientes verificados, confiables y buenos pagadores.
También te sugiero que tomes el tiempo de desarrollar una estrategia para
obtener clientes, la cual valide que realmente hay gente interesada en lo que
vas a ofrecer.
3. Equilibrio entre tu plan de
negocio y su ejecución.
¡Si claro! Es muy importante
tener un buen plan de negocio/marketing en el que basarás el desarrollo de tu
idea, pero no olvides que en el papel suele ser, con mucha frecuencia,
diferente a la realidad. Por supuesto que es indispensable saber a dónde vas, pero
también es esencial ser lo suficientemente flexible para modificar tu plan a la
hora en que se presentan contratiempos o cambios en tu entorno interno o
externo. Mantén el plan simple y con objetivos fácilmente identificables,
medibles, logrables.
Ten en mente una foto clara de a dónde quieres llegar y
prepárate para seguir un camino. Pero no olvides que en general es importante
mantener una mente amplia y un plan abierto para conseguir las metas que te has
fijado a largo plazo. Recuerda que, aunque la idea precede a la acción, es a
través de la acción que la idea se valida y toma su forma final. Al final, la
regla es adaptarse o morir.

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