La vida es un regalo que nos ha sido otorgado por nuestro
ser superior. Muchas veces la gente se
acostumbra tanto a vivir que llega hasta el punto de convertirse en un autómata
que sólo vive sin disfrutar cada momento.
"Hago todo en automático" escuche decir a una cliente en terapia, se
sentía tan triste por lo que estaba experimentando en ese momentode su vida que
nada tenía sentido para ella, sin embargo sabia que la lógica era que si estaba
aquí, era porque tenía que seguir viviendo, aunque no tenia ni las ganas, ni la
clave para hacerlo con pasión y alegría se había convertido en un robot, que
vivia una rutina sin sentido.
Aún a pesar de los inconvenientes que vivimos y las
contínuas pruebas que la vida nos pone, resulta importante darnos cuenta que la
vida es un regalo que tenemos del cual necesitamos hacernos conscientes y
valorarlo como tal.
Ver cada día como una oportunidad para hacer algo más con
nuestras vidas, algo por nosotros mismos y por otros, una oportunidad para
impactar positivamente la vida de otros, la vida es un regalo hermoso que nos
permite la oportunidad de dejar nuestra huella grabada para cuando ya no
tengamos la posibilidad de seguir abriendo los ojos y agradeciendo este regalo.
Lo que intente en ese momento con mi cliente fue ayudarla a
reencontrar la pasión por la vida, poco a poco y sin apresurarnos, buscar lo
que la vida nos regala, empezar a estacionarnos más en los momentos memorables
que la vida nos ha regalado, aquellos que nos entregan felicidad y que nos
permiten rescatar cada memoria para revvir las emociones felices en lugar de
revivir una y otra vez lo que nos quita el aliento y la pasión por la
vida. Son esos momentos los que tenemos
que dejar atrás como parte de lo que son, del pasado, y revivir lo que nos
aporta alegria, emoción, felicidad, emociones positivas que nos inyectan de
ganas por vivir.
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