La superación no consiste en lograr enormes resultados y
alcanzar maravillosas metas, sino que como emprendedores por convicción,
nuestra felicidad consiste en creer en lo que hacemos, superar los obstáculos
que se nos presentan, disfrutar del “viaje” y siempre conservar la ilusión y la
pasión.
Indudablemente obtener resultados óptimos está en los planes
de cualquier emprendedor, y nadie puede decir que no los desee sin mentir a los
demás y a sí mismo. Cuando se hace lo que a uno le apasiona, no puede querer
otra cosa que tener éxito en lo que emprende. Cuando se obtienen fabulosos
resultados, un emprendedor creyente no puede permanecer indiferente o apático.
El emprendedor creyente, como dice la palabra, cree en sí mismo y en su
proyecto, por encima de lo que los demás le digan, y aunque no le apoyen.
El emprendedor no creyente se definiría en cambio como aquel
que únicamente busca los resultados y que basa su actividad en una única
necesidad, la de “ganarse la vida”. Se trata del profesional que emprende por
necesidad, que incluso podría ser igual o más feliz si trabajara para otros,
por cuenta ajena en una empresa. Este perfil no considera su prioridad el
desarrollo personal y no acostumbra a mostrar síntomas de anhelos de
superación.
En el libro El Monje que vendió su ferrari de Robin Sharma,
se narra la transformación de un reputado abogado que tras sufrir un
contratiempo personal grave, llega a experimentar un crecimiento interior, y
exterior, de grandes dimensiones. Y es que a veces no nos damos cuenta del
ritmo de vida frenético y sin sentido que llegamos hasta que nos sucede algún
infortunio, pero no necesariamente tiene porqué ser así. En la mayoría de
ocasiones no nos atrevemos a intentar lo que queremos por miedo a equivocarnos
o fracasar:
“Lo único que se interpone entre la gente y sus sueños es el
miedo al fracaso.” (El Monje que vendió su ferrari)
Sin embargo, solo quienes lo intentan pueden lograr su
sueño. Se puede decir que para que un emprendedor tenga éxito debe tener algo
de iniciativa y coraje, para saltarse la barrera del miedo y luchar por lo que
desea. Hay ejemplos de emprendedores exitosos que nos inspiran, como el del escritor
Dale Carnegie, un trabajador infeliz que vendía motores de camiones en Nueva
York, quien decide abandonar su trabajo para dedicarse a escribir, su pasión.
¿Qué habría sucedido si Dale Carnegie no hubiera creído en
sí mismo y en su proyecto? ¿Cómo podría haber llegado a ser un autor
bestseller, reconocido internacionalmente, y haber logrado una vida más feliz y
satisfactoria? Es evidente que sin esa chispa de valentía nada de eso hubiera
sido posible, porque Dale Carnegie se superó a sí mismo en el momento en que
tuvo empuje para abandonar su vida anterior y su trabajo, a pesar del miedo a
que todo ello le saliera mal.

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