La
Felicidad Comienza con Tener Días Mejores
Todos los
días al levantarnos y abrir los ojos al mundo, esperamos tener una vida plena,
llena de felicidad y amor, una vida que nos llene de satisfacciones y nos haga
sentirnos importantes y valorados. Sin embargo, muchas veces pareciese que el
tiempo jugara en nuestra contra y en lugar de dar un paso hacia adelante,
diéramos dos hacia atrás, por ello es que empezamos a evidenciar nuestro anhelo
de tener días mejores.
Debemos
trabajar por nuestra felicidad
Esperamos
sentados a que el sol brille, queremos ser felices pero no arriesgamos ni un
céntimo de nuestra existencia para lograrlo. Es como si en lugar de vivir,
detuviéramos nuestro tiempo para que las circunstancias hicieran lo que
quisieren con nosotros… Como quien dice: ¡esperamos paga por el esfuerzo que
aún no hemos realizado! ¿En serio crees que algún día ello suceda? ¿Acaso crees
que la vida te debe regalar todo sin que derrames una sola gota de sudor? ¿Cómo
puedes pensar que la felicidad llega de la noche a la mañana y no se construye
con esfuerzo en los momentos de niebla y de luminosidad?
¡Eres tú el
encargado de tu propia felicidad!
Tenemos
muchas ideas equivocadas alrededor de la felicidad. En mi concepto,
muy a
menudo solemos creer que la felicidad es una especie de gripe: llega, se
apodera de todo nuestro ser y al final de la jornada, se va, dejándonos en la
boca el agridulce sabor de los recuerdos, ¡Basta ya de esas creencias! ¡La
felicidad no es una gripe! La felicidad es un estado mental, ¿por qué? Porque
eres tú quien se siente feliz y llena su alma de regocijo: ni tu pareja, ni el
dinero, ni el reconocimiento, ni tan siquiera los triunfos profesionales pueden
darte felicidad, eres tú quien manda en tu corazón y te encargas de ser feliz.
¡La
felicidad comienza por tener días mejores!
¡Es momento
de que acojamos el cambio! Pero… ¿cómo empezamos? Paso a paso, ¡hoy subimos un
peldaño y poco a poco, con mucho esfuerzo y trabajo, escalaremos toda la
montaña! Debemos iniciar por cambiar nuestro ahora, nuestro despertar, nuestros
días… Ha llegado la oportunidad de hacer una pausa y disfrutar de cada instante
que hemos dejado volar sin percatarnos de ello y reconocer lo verdaderamente
importante de nuestras vidas: lo que amamos, lo que dibuja una sonrisa en
nuestros rostros y no lo que nos preocupa y nos llena de agonías.
¡Los días
mejores siempre están a tu alcance!
Los días
mejores no son aquellos en los que todo es absolutamente perfecto y vivimos en
un cuento de hadas con un impositivo y aburrido “felices para siempre”. Los
días mejores son aquellos en los que construimos a diario nuestra existencia
reconociendo que no siempre podemos ganar y que no siempre debemos perder. Son
los días en los que nos abrimos al mundo para decirle que nosotros por ninguna
razón seremos unos fantasmas que divagan sin recordar el significado del amor.
Son los días que se componen de momentos plenos y que con el pasar del tiempo,
terminan por convertirse en una bienaventurada cadena de emociones que
llamaremos “nuestras vida”.
¿Cómo tener días mejores?
Para que
nuestra vida renazca en los arroyos de la felicidad debemos aceptar que hay
muchas formulas y pocos secretos, pero
que todo dependerá de nuestro empeño por adornar nuestros caminos con hermosos
cielos. Nosotros empezaremos a tener días mejores cuando reconocemos lo
maravillosos que somos, cuando a pesar de las caídas, aprendamos a sonreír
entre el barro; cuando todo es una oportunidad para celebrar nuestra
existencia; cuando recordamos que por
muy diferentes que seamos de los demás, siempre tendremos algo que admirarles;
cuando con nuestras equivocaciones nos volvemos más humildes y sencillos.
Cuando después de las oscuras noches nos detenemos a contemplar el amanecer;
cuando después de un agitado día, podemos tomar una pausa para decir ¡quiero
ser feliz!
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