La Navidad es una época que trae consigo
momentos de reflexión, momentos para compartir con seres queridos, incluso
momentos donde nos sentiremos solos, en fin un portafolio de situaciones que a
la final son grandes regalos que nos da la vida, para hacer una pausa en el
camino.
Es una
época de renacimiento, sobre todo de reconciliación con nosotros mismos. Pues a
la final el retorno a nuestra propia confianza, a conectarnos con nuestro
corazón, a sentir la determinación de comprometernos a vivir desde la confianza
y la pasión, para hacer que suceda el mayor bien en nuestras vidas.
Tan sólo
podremos ayudar a otros si primero nos ayudamos a nosotros mismos. Tan sólo
podemos ser conscientes de nuestras emociones, de nuestros objetivos y de
nuestros sueños si tomamos el tiempo para tenerlos presentes y definirlos.
Si bien la
mayor felicidad se consigue durante el camino transitado, es muy importante
tener claro hacia donde nos dirigimos, tanto en la vida personal, como en lo
laboral, lo financiero, lo social y lo espiritual. Hay un dicho que me impactó mucho que les
quisiera compartir y es que" aceptamos el amor que creemos merecer".
Por ende, nuestra vida, finanzas, relaciones, amistades y trabajos son el
reflejo de nuestras creencias más profundas.
Cuántas
veces al año te detienes a revisar cuáles creencias y valores están rigiendo
tus decisiones. Toda acción que hacemos está relacionada con una necesidad o varias necesidades que para nosotros son
importante satisfacer. Cuando estamos en crisis seguramente no estamos
satisfaciendo ni nuestras actuales necesidades, ni mucho menos nuestras
prioridades.
Entonces
cómo gerenciar esa crisis de una manera asertiva y productiva para nosotros?.
Con mucho valor, para determinar qué cambios tengo que hacer en mi sistema de
creencias, que me apoyen a ir en consonancia para satisfacer mis necesidades
y propios valores (no los impuestos).
La
responsabilidad de nuestra felicidad está dentro de cada uno de nosotros, no en
mano de terceros ni en presencia de otros. Si no podemos cambiar la situación
que enfrentamos, el reto es cambiarnos a nosotros mismos y en función de eso
tomar decisiones y las acciones a lugar.
Estamos vivos para vivir la vida, para sentirnos
vibrantes, para construir, para apoyar, para iluminar, para sonreír, para tener
esperanza, para sembrar, para liberarnos de tantos miedos que nos pueden
inmovilizar y hacer que seamos espectadores silentes de lo que debería ser.
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