¿Qué es lo que dispara el coraje? Controla el enojo, para que no te Controle.




El temor o la sensación de estar amenazado, ya sea real o simbólicamente.
Esta amenaza puede ser en el aspecto físico, emocional, psicológico o espiritual.

La frustración de no obtener lo que deseo o de que las cosas y las personas sean diferentes de cómo yo quiero que sean.

Cuando percibimos esa oposición de la gente como agresiva, el coraje o la ira pueden crecer desproporcionadamente.

Este aspecto está relacionado con una necesidad de control, ya sea físico o psicológico y muy frecuentemente lo justificamos, equivocadamente, con el concepto de "lo que es justo".

Nuestra percepción y pensamientos son los elementos que disparan y mantienen el coraje.

Por ejemplo:
Mi ex-pareja me grita.

Yo lo percibo como agresión y me enojo, porque pienso:

"No debería de gritarme (debería comportarse como yo quiero que se comporte)".

"Se cree más que yo"(mi autoestima se siente amenazada).
"Todo lo hace a propósito para hacerme sentir mal" (y no debería hacerlo).
Etc.

Estos pensamientos me generan más coraje y la rabia se va a mantener mientras los tenga.

Si dentro de 5 días, estoy tranquila viendo televisión y me acuerdo y vuelvo a tener ese tipo de pensamientos, me vuelvo a enojar, aunque no esté mi ex-pareja presente.

Lo malo es que así como pueden ser 5 días, pueden ser 5 o 50 años.
Cada vez que yo tenga este tipo de pensamientos o similares, vuelvo a sentir el coraje con la misma intensidad o mayor que cuando fue la discusión.

(También podría no haberle hecho caso, percibirlo como una conducta que no tiene importancia para mí y no enojarme.)
(O pensar: "Pobre, sólo gritando puede sentirse mejor, lástima" y tampoco me enojo).

Lo más probable es que, si me enojo, le grite o insulte y mi pareja reaccione con pensamientos parecidos a los que causaron mi enojo, formando un círculo vicioso en donde el coraje de uno aumenta el del otro, indefinidamente.

Cuando nos estamos divorciando, todo el coraje que sentimos y que puede provocar un fuerte deseo de desquitarnos o vengarnos, tiende a mostrarse en la negociación de los aspectos económicos y relacionados con los niños.

¿El resultado?

Los trámites se alargan, nosotros nos desgastamos física y emocionalmente y nuestros hijos sufren

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