Existen una
serie de mitos que mantienen el perfeccionismo.
Mito:
Pensar que
si dejamos de buscar la perfección, automáticamente caemos en la desidia y la
irresponsabilidad.
Realidad:
Esta forma
de pensar es extremista, porque sólo ve dos posibilidades:
Perfección
o irresponsabilidad.
Entre ambos
extremos, existen muchos puntos intermedios.
Es
importante trabajar para lograr nuestras metas y hacerlo buscando buenos
resultados, esforzándonos y buscando mejorar, pero sin caer en el extremo y sin
considerar que mi valor como persona depende del éxito o fracaso que resulte.
Mito:
No tendría
el éxito que tengo, si no me esforzara por hacer las cosas perfectamente bien.
Realidad:
Hay
muchísimas personas exitosas que no son perfeccionistas.
El éxito
depende del talento, las habilidades y el conocimiento.
Mito:
El
perfeccionista logra todo lo que desea.
Realidad:
Muchas
veces el perfeccionismo nos limita.
La
necesidad de hacer todo perfectamente bien, nos quita mucho tiempo.
Además,
ante la posibilidad de fracasar, la gente perfeccionista puede posponer y dejar
de actuar.
Es difícil
dejar de ser perfeccionista, porque:
Lo nuevo
nos genera ansiedad y no estamos dispuestos a tolerarla o no sabemos manejarla,
tenemos
miedo de perder el respeto y admiración de los demás,
está muy
reforzado por la sociedad y la gente que nos rodea, ya que mucha gente lo
considera, equivocadamente, la base del éxito
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