Una mujer
llamada Nancy puso el siguiente anuncio en su periódico local: Si se siente
solo o tienen algún problema, llámeme. Yo estoy en una silla de ruedas y raras
veces salgo. Podemos compartir nuestros problemas mutuamente. Sólo tiene que
llamarme. Me encantaría conversar.
La
respuesta a ese anuncio fue sorprendente: 30 llamadas o más por semana.
¿Qué motivó
a esta mujer a querer llegar a los demás desde su silla de ruedas para ayudar a
los necesitados?
Nancy
explicó que antes de su parálisis había disfrutado de perfecta salud, pero se
encontraba muy desesperada. Trató de suicidarse saltando desde la ventana de su
apartamento, pero la caída la dejó paralítica de la cintura para abajo.
En el
hospital, totalmente frustrada, percibió que Dios le decía: Nancy, has tenido
un cuerpo sano, pero el alma lisiada. Como resultado de esa experiencia entregó
su vida a Cristo. Cuando finalmente le permitieron volver a la casa oró para
encontrar una manera de compartir la gracias de Dios con los demás.
Cuantas
veces nos sentimos desesperados o angustiados antes las situaciones dificiles
que nos tocan vivir?
Se nos
olvida de todo lo que tenemos y por lo que debemos dar GRACIAS.
No
esperemos a perderlo para recien darnos cuenta de lo valioso que es y estar
agradecidos por cada una de las cosas que recibimos y que tenemos en nuestras
vidas.

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