Mis sueños
carecen de valor alguno, mis planes son como el polvo, mis metas son imposibles.
Todo ello
carece de valor a menos que sea seguido de la acción.
Procederé
ahora mismo.
Jamás ha
existido un mapa, por muy exactos que hayan sido los detalles y la escala, que
transportara a su dueño un centímetro de distancia. Jamás ha existido un
documento jurídico, por justo que fuese, que haya impedido un crimen. Jamás ha
existido un pergamino, aún como el que yo sostengo ahora, que se haya ganado un
centavo, o producido una sola palabra de aclamación. Solo la acción es la
chispa que enciende el mapa, el documento, este pergamino, mis sueños, mis
planes, mis metas, hasta convertirlos en una fuerza viviente. La acción es mi
alimento y bebida que nutrirá mi éxito.
Procederé
ahora mismo.
La demora
que me ha retrasado fue hija del temor y ahora reconozco este secreto, extraído
de las profundidades de corazones valientes. Ahora sé que para conquistar el
temor debo siempre proceder sin vacilación y los estremecimientos de mi corazón
desaparecerán. Y ahora sé que la acción reduce al león del terror a una hormiga
de ecuanimidad.
Procederé
ahora mismo.
De aquí en
adelante, recordaré la lección de la luciérnaga que proyecta su luz solo cuando
vuela, solo cuando está en acción. Me convertiré en luciérnaga y aún durante el
día se verá mi resplandor a pesar del sol. Que otros sean como las mariposas
que se acicalan las alas, y que sin embargo dependen de la caridad de una flor
para vivir. Seré como una luciérnaga y mi luz iluminará el mundo.
Procederé
ahora mismo.
No eludiré
las tareas de hoy ni las postergaré para mañana, porque sé que el mañana nunca
llega. Déjenme proceder ahora aunque mis acciones no traigan la felicidad o el
éxito, porque es mejor proceder y fracasar que quedarse inactivo y salir del
paso a duras penas. La felicidad, en realidad, quizá no sea el fruto arrancado
mediante mi acción, y sin embargo sin la acción todo fruto morirá en su tallo.
Procederé
ahora mismo.
Procederé
ahora mismo. Procederé ahora mismo. Procederé ahora mismo. De aquí en adelante,
repetiré estas palabras constantemente, cada hora, cada día, todos los días,
hasta que las palabras se conviertan en un hábito como el respirar y las
acciones que sigan sean algo tan instintivo como el pestañear. Con estas
palabras puedo preparar la mente para realizar todo acto necesario para mi
éxito; con estas palabras puedo preparar la mente para hacer frente a todo
desafío que el fracasado elude.
Procederé
ahora mismo.
Repetiré
estas palabras una vez tras otra. Las pronunciaré cuando despierte al saltar de
mi cama, mientras el fracasado duerme una hora más.
Procederé
ahora mismo.
Cuando
entre al mercado las pronunciaré e inmediatamente confrontaré a mi primer
cliente, mientras el fracasado medita con detenimiento sobre la posibilidad de
que se lo desaire.
Procederé
ahora mismo.
Cuando me
encuentre frente a una puerta cerrada, las pronunciaré, y luego llamaré
mientras que el fracasado espera afuera con temor y temblor.
Procederé
ahora mismo.
Las
pronunciaré cuando me confronte la tentación, y procederé de inmediato para
sacarme a mí mismo del mal.
Procederé
ahora mismo.
Cuando esté
tentado a abandonar la lucha para comenzar mañana, pronunciaré estas palabras y
procederé de inmediato a consumar otra venta.
Procederé
ahora mismo.
Solo la
acción determina mi valor en el mercado, y para multiplicar mi valor
multiplicaré mi acción. Transitaré allí donde el fracasado teme andar.
Trabajaré cuando el fracasado busque descanso. Hablaré cuando el fracasado
permanece en silencio. Visitaré a diez personas que pueden comprar mis
mercancías, mientras que el fracasado se formula planes grandiosos para visitar
a uno solo. Afirmaré que la labor está cumplida antes que el fracasado diga que
es demasiado tarde.
Procederé
ahora mismo.
Porque el
ahora es todo lo que tengo. Mañana es el día reservado para el trabajo de los
haraganes. Yo no soy haragán. Mañana es el día cuando lo malo se vuelve bueno.
Yo no soy malo. Mañana es el día cuando el débil se vuelve fuerte. Yo no soy
débil. Mañana es el día cuando el fracasado tendrá éxito. Yo no soy un
fracasado.
Procederé
ahora mismo.
Cuando el
león siente hambre, come. Cuando el águila siente sed, bebe. Si no
procedieran, si no actuaran, ambos morirían.
Yo siento
la sed del éxito. Siento sed de felicidad y de paz mental. Si no procedo, si no
actúo, pereceré en una vida de fracaso, de miseria, de noches de insomnio.
Impartiré
órdenes y obedeceré mis propias órdenes.
Procederé
ahora mismo.
El éxito no
esperará. Si demoro, será como una novia que se casará con otro y la perderé
para siempre. Ahora es el momento oportuno, éste es el lugar, yo soy el hombre.

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